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Espíritu y Naturaleza I, Fichte

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grecia_1031

 

«…ahora bien, la primera actividad del Yo es tener conciencia de algo. Pero tener conciencia de algo significa producir por lo menos dos representaciones: de la cosa y de sí mismos como distintos de la cosa. También cuando medito sobre mí mismo, por ejemplo, en cierto modo hay dos mí mismo: el que observa y medita y el que es observado y meditado, si bien estos dos Yo, son el mismo Yo. Para poderlos distinguir decimos que uno es el Yo que observa y medita, mientras que el otro, dado que en aquel momento no funciona como conciencia sino como «objeto» que es observado, decimos que es no-conciencia o mejor, visto que la conciencia que observa es el Yo, lo llamamos no-Yo. Cuando reflexionamos sobre nosotros mismos tenemos pues un Yo que tiene conciencia de un no-Yo, y los dos son las misma cosa vista una vez como sujeto y la otra como objeto de la conciencia. Es aquí donde Fichte introduce la experiencia de la producción al lado del conocimiento. El Yo de por sí es Yo y basta; no hay necesidad ni obligación alguna de que devenga objeto de reflexión. Si se realiza después, dentro del Yo, la escisión entre Yo y no-Yo, es porque algo produce esta escisión del Yo en un sujeto que conoce y un objeto de conocimiento. Pero sabemos, sostiene Fichte, que esta distinción no puede ser producida por nadie más que por el Yo mismo que produce un Yo que conoce y un no-Yo que es conocido.

Con esto se desvela el misterio de la relación entre conocimiento y mundo natural: el conocimiento es todo lo que no es mundo y, viceversa, conocimiento y mundo son uno el límite del otro. Pero he aquí el punto verdaderamente fundamental, conocimiento y mundo natural conocido son ambos productos humanos. El mundo natural ya no es entidad extraña: hombre y naturaleza, Yo y no-Yo, son una única «cosa». El ser humano, el Yo, es actividad teorética y práctica, cognoscitiva y productiva, pero si no se crease un mundo que pudiera actuar, ¿cómo podría realizarse a sí mismo? Pues, concluye Fichte, la Naturaleza es producida por el Yo a fin de que pueda conocer y obra, porque conocer y obrar son la esencia misma del Yo. Todo esto, escribe Fichte en su obra maestra La teoría de la ciencia (1794), sólo se puede mostrar, no demostrar como querrían los incrédulos. Que el Yo y el no-Yo, el hombre y la naturaleza, sean la misma cosa es evidente. Pero esta identidad puede ser entendida en dos sentidos opuestos. Se puede considerar que la Naturaleza produzca al hombre, sus ideas y el conocimiento, como los empiristas, o elevarse hasta la filosofía empirista, o elevarse hasta la filosofía idealista y afirmar que es el sujeto quien produce la Naturaleza y al mismo tiempo las ideas y el conocimiento. «La elección […] depende de lo que se es como hombre, porque un sistema filosófico no es mueble inerte, que se puede tomar o dejar a placer, sino que está animado por el espíritu del hombre que lo posee..»

Teoría del Derecho