«La comunicación de riesgo, en cambio, es proactiva. Supone una política pública planificada, pautada estratégicamente y permeable a todos los estratos de la sociedad. Esta política permite a los ciudadanos anticiparse a situaciones de catástrofes naturales. Fontana y Maurizi explican con gran claridad las características de este tipo de comunicación. Los autores sostienen que “la gestión del riesgo de desastres es un paradigma que viene tomando fuerza desde la década de los 90, especialmente cuando los principales organismos internacionales pusieron en el centro de atención de los jefes de Estado del mundo el tema de la reducción de riesgos de desastres…” (Fontana & Maurizi, 2014, p. 9). Con este ejercicio de comunicación, al brindarles anticipadamente indicaciones sobre qué hacer en caso de terremoto, inundaciones, incendio o incluso epidemias, un gobierno puede reducir la incertidumbre de las personas afectadas por catástrofes. Si esta política preventiva se acompaña con una gestión concreta de la emergencia, el ciudadano sabrá qué hacer y sentirá todo el apoyo de las autoridades en esa situación de impotencia ante un desastre natural».
El estudio de la comunicación gubernamental: líneas de investigación y futuros desafíos
Belén Amadeo
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires