Querido L.:
A propósito de La perra de Grossman y de las relaciones del Estado con los ciudadanos, leía la semana pasada un brevísimo texto de Agamben sobre la idea de “dispositivo” elaborada por Foucault. Es el salto desde los regímenes autoritarios a cualquier forma de estructura. Es una formulación que todos conocemos pero, una vez más, su descripción siempre resulta de interés.
Dice Foucault:
«Lo que trato de indicar con este nombre (dispositivo) es, en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos elementos.»
«…por dispositivo, entiendo una especie -digamos- de formación que tuvo por función mayor responder a una emergencia en un determinado momento. El dispositivo tiene pues una función estratégica dominante…. El dispositivo está siempre inscripto en un juego de poder»
«Lo que llamo dispositivo es mucho un caso mucho más general que la episteme. O, más bien, la episteme es un dispositivo especialmente discursivo, a diferencia del dispositivo que es discursivo y no discursivo».
Y resume Agamben en tres puntos:
“1) Es un conjunto heterogéneo, que incluye virtualmente cualquier cosa, lo lingüístico y lo no-lingüístico, al mismo título: discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas de policía, proposiciones filosóficas, etc. El dispositivo en sí mismo es la red que se establece entre estos elementos.
2) El dispositivo siempre tiene una función estratégica concreta y siempre se inscribe en una relación de poder.
3) Es algo general, un reseau, una «red», porque incluye en sí la episteme, que es, para Foucault, aquello que en determinada sociedad permite distinguir lo que es aceptado como un enunciado científico de lo que no es científico”.
Agamben va más allá:
“Les propongo nada menos que una repartición general y maciza de lo que existe en dos grandes grupos o clases: de una parte los seres vivientes o las substancias y, de la otra, los dispositivos en los que ellos están continuamente capturados. De una parte, esto es, para retomar la terminología de los teólogos, la ontología de las criaturas y de la otra la oikonomía de los dispositivos que tratan de gobernarlas y conducirlas hacia el bien. Generalizándola ulteriormente la ya amplísima clase de los dispositivos foucaultianos, llamaré literalmente dispositivo cualquier cosa que tenga de algún modo la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes. No solamente, por lo tanto, las prisiones, los manicomios, el panóptico, las escuelas, la confesión, las fábricas, las disciplinas, las medidas jurídicas, etc., cuya conexión con el poder es en cierto sentido evidente, sino también la lapicera, la escritura, la literatura, la filosofía, la agricultura, el cigarrillo, la navegación, las computadoras, los celulares y – por qué no – el lenguaje mismo, que es quizás el más antiguo de los dispositivos, en el que millares y millares de años un primate – probablemente sin darse cuenta de las consecuencias que se seguirían – tuvo la inconciencia de dejarse capturar”.
Abajo te pongo un enlace al texto completo y otro al libro que se acaba de publicar. Ahora déjame que me vaya por las ramas. Anagrama añade al breve estudio del dispositivo, dos discursos de Agamben. El que cierra el libro -a Iglesia y el Reino-lo pronunció en la catedral de Notre Dame el 8 de marzo de 2009 y si los pongo en relación es porque me parece que se contradicen.
En el primero, cuando el autor decide ir más lejos que Foucault escribe esto:
“No sería probablemente errado definir la fase extrema del desarrollo capitalista que estamos viviendo como una gigantesca acumulación y proliferación de dispositivos. Ciertamente, desde que apareció el homo sapiens hubo dispositivos, pero se diría que hoy no hay un solo instante en la vida de los individuos que no esté modelado, contaminado o controlado por algún dispositivo. ¿De qué manera podemos enfrentar, entonces, esta situación? ¿Qué estrategia debemos seguir en nuestro cuerpo a cuerpo cotidiano con los dispositivos? No se trata sencillamente de destruirlos ni, como sugieren algunos ingenuos, de usarlos en el modo justo”.
“Esto significa que la estrategia que tenemos que adoptar en nuestro cuerpo a cuerpo con los dispositivos no puede ser simple. Ya que se trata de nada menos que de liberar lo que ha sido capturado y separado por los dispositivos para devolverlo a un posible uso común. En esta perspectiva, quisiera hablarles ahora de un concepto sobre el que me tocó trabajar recientemente. Se trata de un término que proviene de la esfera del derecho y la religión romana (derecho y religión están estrechamente conectados, no sólo en Roma): profanación”.
Continúa luego explicando el concepto jurídico romano de la profanación y la dificultad de su aplicación actual, aunque lo que me interesa no es tanto cómo debe actuarse frente a la proliferación de los dispositivos sino la necesidad del ser humano de hacerlo, de enfrentarse.
Sin embargo, cuando Agamben habla en Notre Dame, lo hace bajo el espíritu de Pablo y recurre a sus palabras:
“«Os digo pues hermanos: el tiempo se ha contraído; los que tienen esposa vivan como si no la tuvieran y lo que lloran como si no llorasen y los que estén alegres como si no lo estuviesen y los que compran como si no poseyeran y los que disfrutan del mundo como si no disfrutaran. (…) Que permanezca cada cual tal como le halló la llamada de Dios. ¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes. Y aunque puedas hacerte libre, aprovecha más bien tu condición de esclavo». El hos me, el «como si no». La vocación mesiánica revoca toda vocación, vacía y transforma desde el interior toda experiencia y toda condición facticia para abrirla a un nuevo uso («aprovecha más bien tu condición»).
En definitiva, es posible que como dice el autor, estemos ante “el cuerpo social más dócil y cobarde que se haya dado jamás en la historia de la humanidad” pero uno de los mayores y más longevos dispositivos que esa humanidad haya conocido nunca, siempre ha propuesto –salvo honrosas excepciones- aprovechar la propia condición de esclavo mientras se vive un tiempo mesiánico.
He recordado la noticia de hace 75 años que me enviaste el otro día: el capellán visitando al batallón de trabajadores –forzosos, claro-. Las felicitaciones por su espíritu cristiano y el regalo de cigarrillos.
Un saludo afectuoso,
¿Qué es un dispositivo? Giorgio Agamben. Ed. Anagrama
La editorial Ken ha editado un cuento de Vasili Grossman: La perra. Publicado 15 años más tarde que Rebelión en la granja, la relación entre el hombre y los animales sirve de metáfora para mostrar la que existe entre los hombres del Régimen y los ciudadanos de a pie. Con el trasfondo de los viajes espaciales, años después de que Laika orbitara la tierra, la historia de Pestrushka y su adiestrador Alekséi Gueórguievich explica cómo se instala en la primera algo parecido a un síndrome de Estocolmo y se desvanecen en el segundo las fronteras que la ciencia-política exige eliminar.
«Lo más importante del ensayo sería que un animal y su psique irrumpirían en el cosmos. ¡No! ¡Al contrario! Que el cosmos irrumpiría en la psique de un ser vivo».
El libro está ilustrado por Taxio Ardanaz, quien presentó en 2012 Venceremos en el CACH. Las imágenes causan el mismo desasosiego que el texto, corto e intenso.
Me he acordado de una frase de Forster: “Odio la idea de morir por una causa y si tuviera que escoger entre traicionar a mi patria y traicionar a mi amigo, espero tener el coraje de traicionar a mi patria”.
Debido a la abstinencia vuelven, repetidos, algunos sueños. Se presentan a pedazos, desmontados, a primera hora de la madrugada.
1
Recibo un premio en la ciudad de X. Es absolutamente inmerecido.
–Deberías ir a la entrega-. Me dice alguien.
Lo pospongo durante todo el día porque lo único que me interesa es el cheque. No quiero que me vean. Finalmente llego cuando ya ha terminado la ceremonia. No hay nadie.
–Ya se han marchado-. Me dice el hombre que barre el escenario.
2
(…)
3
Tengo un segundo coche en alguna parte. Es un Peugeot 504, nuevo. Mucho mejor que el que uso. Ahora caigo: está en un taller mecánico. Solo cuando me acerco a recogerlo me doy cuenta de que hace dos años que está allí. La factura por la estancia va a ser exorbitante. Por lo que sé, el coche está en perfectas condiciones. Lo han dejado impecable pero no podré pagarlo.
4
Para hacer un largo viaje a un país del norte de Europa he de comenzar caminado cerca de la ciudad. No tiene sentido pero es así. Atravieso algunas vaguadas cubiertas de hierba alta. El monte san Cristóbal, a la derecha, me protege del viento. Hay restos de lo que debió ser un vertedero. Carcasas blancas de electrodomésticos que hacen de fondo a los arbustos florecidos. No sé dónde voy. Sé que tengo que seguir si quiero alcanzar un transporte que me permita continuar más rápido.
«Hola
En primer lugar, debo solicitar su confianza en esta transacción, esto es en virtud de su naturaleza como ser totalmente confidencial y secreto. Aunque sé que una transacción de esta magnitud que cualquiera aprensivo y preocupado, pero le estoy asegurando de que todo saldrá bien al final del día.
Mi propósito de ponerse en contacto con ustedes es para que usted pueda ayudar a conseguir los fondos dejados por mi cliente finales, para evitar que se confiscaron o declarados inservibles por el Banco en este fondo valorado EUR 4.800.000.00 (Cuatro millones y Ochocientos mil Euros) por mi cliente antes de su muerte.
Tenga en cuenta, que en contacto con usted porque usted tiene la mismo apellido con mi cliente que tarde que depositó el dinero en el banco aquí antes de morir con su familia en 2013.
El Banco me ha emitido un aviso de ponerse en contacto con los familiares o de la cuenta será declarado fuera de servicio y el fondo desvió a la tesorería del Banco, hasta ahora todos mis esfuerzos para conseguir un asimiento de alguien relacionado con mi cliente ha resultado fallido. Por lo tanto, me ha contactado. De hecho, estoy pidiendo su consentimiento para presentar al Banco como el pariente más próximo / beneficiario del fondo de mi cliente fallecido, ya que tiene el mismo apellido de mi cliente tarde, por lo que los ingresos de esta cuenta se puede pagar a su país cuenta bancaria.
Todas las documentaciones legales para respaldar su reclamo como mi cliente de los familiares, que les proporcionarán. Todo lo que necesitamos es su cooperación sincera que nos permita lograr esta transacción.
Me gustaría señalar que vamos a compartir el 50/50% del fondo después de la transacción. Esta transacción es completamente libre de riesgos. Voy a utilizar mi posición como abogado del cliente para garantizar la ejecución exitosa de esta transacción. Si usted está interesado, póngase en contacto conmigo a Correo electrónico: (… ) por su respuesta, entonces se le proporcionará más detalles y documentos pertinentes que le ayudará a entender esta operación también.
La transacción prevista se ejecutará en virtud de un acuerdo legítimo que le protegerá a usted ya mí de cualquier violación de la ley. Sin embargo, si esta propuesta de negocios ofende a su ética moral, no acepten mis disculpas sinceras.
Si por el contrario desea alcanzar esta meta conmigo, por favor volver a mí con sus datos de contacto e indicar su interés para que pueda aconsejarle sobre este respecto.
Un cordial saludo».
También en la editorial Sexto piso está publicado un libro del que pueden obtenerse otras enseñanzas. Como se titula Acontecimiento pensé que podría ser un trasunto del suceso como catalizador estético y así es. Slavoj Zizek recorre el concepto desde una gran variedad de puntos de vista: como la Caída o la Iluminación, como los tres Acontecimientos filosóficos, los tres Acontecimientos en el psicoanálisis o el Acontecimiento político.
Zizek dedica su tercera parada al budismo. Un practicante un tanto especial es quien mejor resulta retratado: Ango Sakaguchi propone la autenticidad como la cualidad misma de caer: “dejamos atrás nuestro Yo falso no cuando mantenemos la realidad a distancia, sino cuando caemos en ella completamente, sin reservas”.
No hay muchas más alusiones a lo espiritual. Se impone la filosofía y la cita a Kierkegaard no tiene que ver con el cristianismo. La revelación no tiene un hueco entre estas páginas: santa Teresa asaeteada por el ángel o Saulo en la Caída por excelencia, están excluidos. A cambio, el amor aparece una y otra vez como Acontecimiento supremo, como revulsivo que todo lo cambia.
De vuelta a Kierkegaard, su cita:
“Una persona ingeniosa ha dicho que uno puede dividir a la humanidad en policías, criadas y limpiadores de chimeneas. En mi opinión, este comentario no solo es agudo, sino también profundo y haría falta un gran talento especulativo para idear una clasificación mejor. Cuando una clasificación no agota su objeto idealmente, más vale una clasificación aleatoria, porque pone a trabajar la imaginación”.
Extra: La tesis decadente de Ango Sakaguchi
Estimado I.:
Tardé mucho en llegar al hotel y creo que terminé de enfriarme. Desde Neptuno el tráfico estaba interrumpido por una manifestación. No era muy numerosa pero el colapso fue inversamente proporcional. Pasaba por allí y me llamaron la atención los gritos. Algo acerca de tus dientes contra el bordillo.
Patriarcado asesino, decía la pancarta de la cabecera, en referencia a la violencia de género. Detrás, los manifestantes, en su mayoría chicas muy jóvenes enarbolaban carteles con los nombre de las asesinadas en el último año. A la derecha de la cabecera, camina por su cuenta una mujer con una gran coleta cana tirando de un carro de la compra, en el que lleva cajas de cartón con su propia propaganda. En un momento determinado coloca una pegatina en el megáfono de una de las chicas y a esta no le sienta bien.
-¿Así cómo vamos a hacer la revolución, compañera?- Le recrimina la veterana.
La marcha va precedida por 10 o 12 policías, sus furgonetas con las luces de emergencia y una ambulancia. Los agentes caminan como de puntillas mientras escuchan tras ellos qué es ser un hombre
Ya ha caído la noche y hace frío. Se restablece el tráfico y paro un taxi. Hay que dar un largo rodeo porque la Gran Vía está cortada. Hay un desfile de carnaval. El taxista se disculpa porque soy su tercer cliente y es su primer día. En realidad acaba de obtener la licencia y ha contratado a un conductor que se ocupará del coche a partir de mañana. Cree que la cosa será rentable. No le voy a decir yo que todos sus colegas con los que hablo dicen que el negocio es una ruina. Uno me ha dicho esta mañana que va un 10% por debajo de los gastos. A otro le he prestado el móvil porque no actualiza su Tom Tom desde vete a saber cuándo.
Me pitan los oídos en la recepción del hotel. Los recepcionistas están cortados por el mismo patrón: dos jóvenes semi hipsters con pulseras de tela –I love Río-, barba y pelo a la cabaña sujeto con gomina. El registro va lento y me noto las rodillas. El chico se queja soltando aire por la nariz pero esto no acelera el trámite.
Ya no salgo a cenar y saco de la maleta el libro que me vendiste. El título me sonaba de algo. Luego caí. El blog de Juan Carlos Monedero se llama comiendo tierra. Nada más, porque de Branimir Šćepanović no sabía nada.
Dos cazadores pasan la noche en una tienda de campaña cerca del bosque. Va a amanecer. Un hombre que ha sabido que está muy enfermo viaja hacia su lugar de origen para morir. Hay dos planos narrativos que se entrelazan: los cazadores y el enfermo van a encontrarse y a partir de ese momento el relato se convierte en una enorme metáfora que avanza a base de repeticiones.
La idea es sencilla y aunque la escritura no es brillante, el libro se deja leer sobre todo porque el lector encuentra enseguida acomodo entre los personajes del relato o incluso simplemente como eso, como lector, reconociendo el sistema, el bosque, el claro, la noche y el día, el deslumbramiento de la luz, la función de cada sujeto, la del guardabosques o la de los recién casados.
Quizás muy simple; puede ser. Muy del este, si me permites un reduccionismo impropio, teniendo en cuenta que el autor es serbio. Digo muy del este porque, a veces, uno parece verse envuelto en un cuento asiático y, a lo mejor, es así como funciona bien, desplazando las reglas de la escritura hacia el oriente, nuestro oriente del norte, como sucede con las novelas de Bohumil Hrabal.
Tu recomendación y unas décimas de fiebre se han mezclado con el sonido lejano de los fuegos artificiales del carnaval madrileño. Tal vez en RENFE podrán cambiarme el billete de vuelta.
Cordialmente,
Como no nos conocemos demasiado, te diré que soy dúctil y maleable; como aquellos metales que estudiábamos en el bachillerato y cuyas propiedades parecían implícitas en los propios adjetivos: dúctil. Maleable. Uno se imagina retorciendo una barra de plomo, seguro de que el objeto no volverá a su estado anterior. Tal vez sea yo un poco así. Me retuerces y me quedo tal cual.
A lo que iba: me enteré hace poco de que dejaste de leer a las primeras de cambio El cura y los mandarines. Si lo hubiera sabido antes, habría hecho lo mismo. Por maleabilidad. Tuve noticias de tu abandono cuando estaba a 60 páginas del índice onomástico. Me quedaba poco en el convento.
Quien me ha avisado de tu rápida deserción, dice que no soportas tanto chascarrillo. No me extraña. Si he aguantado yo, es porque el libro tiene mucha información pero ¡hay que expurgar tanto! Esa manía de no dejar hablar a los hechos; esas ganas de remacharlo todo, de meterse con los apellidos, los lugares de origen o cualquier otra condición inherente al sujeto. Qué cansancio. Tampoco causa alegría que el autor llame tonto al lector cada 2 por 3 o que se queje de quienes insultan a otros por el solo hecho de haberles sobrevivido; él hace lo mismo con todos los difuntos, excepción hecha de Marín-Santos y 3 más.
No me parece que la historia reciente de la literatura española sea para tirar cohetes. Sobran dedos para contar buenas novelas; es verdad. Pero es una pena malograr la historia de las relaciones del poder y la cultura a base de sarcasmos y añadidos inútiles que oscurecen la dureza de los hechos.
No sé si habrás leído las “malditas 11 páginas” relativas a la RAE que llevaron a Lara a rechazar la publicación del libro. Planeta ya tenía hasta la sobrecubierta. No te pierdes nada. Más de lo mismo en lo que le interesa al autor, porque respecto de otros nombres, a Morán le basta con escribirlos junto un adjetivo y tira millas. Así le sale el índice onomástico que le sale, claro.
En fin. Estoy contento. Tenía varias cosas en cola y ya me dan pista libre.
La próxima vez, hazme una señal o algo. Recuerda las propiedades de los metales.
Un saludo,