Estrella dice que es dada a la facundia. Lo suyo es más bien verborrea. Ha abierto junto a una socia un pequeño restaurante con terraza frente a la iglesia de san Pedro. Dice que es hija de pastor aunque luego aclara que su padre tuvo cinco mil ovejas. Así –refiere- se ríe de los demás. Parece que necesita aclarar algunas cosas y se sienta a tu mesa en cuanto ve que no hay faena. Dice que también es para reírse el nombre que le ha puesto al establecimiento: el Chiringuito. Le preguntan los clientes por qué, si en Frómista no hay playa y con eso, ella se divierte. Enseguida puede hacerse uno la composición de su estado sentimental, económico y familiar cuando en realidad lo ideal sería preguntarle cómo prepara su socia los garbanzos con chorizo que nos ha servido para comer: unos garbanzos pequeños y sabrosos precedidos de una ensalada mixta en la que cada verdura y hortaliza sabe a lo que debe. El café está más que pasable. Y bueno, a todo se hace uno: Estrella sigue hablando de su vida pasada como sumiller, de la mala suerte a la hora de comprar vino demasiado bueno para el Chiringuito, que ahora tiene guardado por cajas debajo de la cama, de lo que espera de la vida y del maltrato que los bares del Camino infligen a los peregrinos. La vista de la fachada de san Pedro hace más llevadera la sesión de psicoanálisis, mientras el nombre de la paciente se repite en todas las sillas de la terraza, bajo la marca de una conocida cerveza. Todo sea por demorar el paseo hasta la iglesia de san Martín de Tours, cuya restauración la convirtió en el mejor ejemplo del románico tambor Exín castillos.
«Mi pueblo, visto de perfil, desde el camino que conduce a Molacegos del Trigo, flanqueado por los postes de la luz que bajan del páramo, queda casi oculto por la Cotarra de las Maricas. La Cotarra de las Maricas es una lomilla de suave ondulación que, sin embargo, no parece tan suave a los agosteros que durante el verano acarrean los haces de trigo hasta las eras. Pues bien, a la espalda de la Cotarra de las Maricas, a cien metros escasos del camino de Molacegos del Trigo, fue apuñalada la joven Sisinia, de veintidós años, hija de Telesforo y la Herculana, una noche de julio allá por el año nueve. El asesino era un forastero que se trajo don Benjamín de tierras de Ávila para hacer el agosto y que, según dijeron luego, no andaba bien de la cabeza. Lo cierto es que, ya noche cerrada, el muchacho atajó a la Sisinia y se lo pidió, y, como la chica se lo negara, él trató de forzarla, y, como la chica se resistiera, él tiró de navaja y la cosió a puñaladas. Al día siguiente, en el lugar donde la tierra calcárea estaba empapada de sangre, don Justo del Espíritu Santo levantó una cruz de palo e improvisó una ceremonia, en la que congregó todo el pueblo con trajes domingueros, y los niños y las niñas vestidos de Primera Comunión. Don Justo del Espíritu Santo asistió revestido y, con voz tomada por la emoción, habló de la mártir Sisinia y de lo grato que era al Altísimo el sacrifico de la pureza. Al final, le brillaban los ojos y dijo que no descansaría hasta ver a la mártir Sisinia en las listas sagradas del Santoral».
«Un mes más tarde brotaron en torno a la cruz de palo unas florecitas moradas, y don Justo del Espíritu Santo atribuyó el hecho a inspiración divina, y cuando el Antonio le hizo ver que eran las quitameriendas que aparecen en las eras cuando finaliza el verano, se irritó con él y le llamó ateo y renegado. Y con estas cosas, el lugar empezó a atraer a las gentes, y todo el que necesitaba algo se llegaba a la cruz de palo y se lo pedía a la Sisinia, llamándola de tú y con la mayor confianza. En el pueblo se consideraba un don especial esto de contar en lo Alto con una intercesora natural de Rolliza del Arroyo, hija del Telesforo y de la Herculana. Y por el día, los vecinos la llevaban flores y por las noches le encendían candelitas de aceite metidas en fanales para que el matacabras no apagase la llama. Y lo cierto es que cada primavera las florecillas del campo familiares en la región -las margaritas, las malvas, las campanillas, los sonidos, las amapolas- se apretaban en torno a la cruz como buscando amparo, y don Justo del Espíritu Santo se obstinaba en buscar un significado a cada una, y así decía que las margaritas, que eran blancas, simbolizaban la pureza de Sisinia, las amapolas, que eran rojas, simbolizaban el sacrificio cruento de la Sisinia, las malvas, que eran malvas, simbolizaban la muerte de la Sisinia, pero al llegar a los sonidos, que eran amarillos, el cura siempre se atascaba, hasta que una vez, sin duda inspirado por la mártir, don Justo del Espíritu Santo afirmó que los sonidos, que eran amarillos, simbolizaban el oro a que la Sisinia renunció antes que permitir ser mancillada. En el pueblo dudábamos mucho que el gañán abulense le ofreciese oro a la Sisinia e incluso estábamos persuadidos de que el muchacho era un pobre perturbado, que no tenía donde caerse muerto, pero don Justo del Espíritu santo puso tanta unción en las palabras, un ardor tan violento y tan desusado, que la cosa se admitió sin la menor objeción. Aquel mismo año, aprovechando las solemnidades de la Cuaresma, don Justo del Espíritu Santo creó una Junta de Beatificación de la mártir Sisinia, a la que se adhirió todo el pueblo, a excepción de don Armando y el tío Tadeo, y empezó a editar una hojita, en la que se especificaban los milagros y las gracias dispensadas por la muchacha a sus favorecedores».
Viejas historias de Castilla la Vieja
Miguel Delibes y Ramón Masats
Lumen (Palabra e imagen)
Más aún acerca del reconocimiento y los altares. El pórtico de la iglesia que cobija el banco, protege también un tablón de anuncios y la lista de “presentes” nacidos en Villajimena. Del soldado Andrés Tarrero Campo solo sabemos que a Daniel, su padre, el Consejo Supremo de Justicia Militar le concedió una pensión conforme a la orden de 20 de mayo de 1943. ”Estas pensiones serán abonadas en tanto conserven la aptitud legal. Los padres la percibirán en coparticipación en tanto conserven su actual estado de pobreza, pasando por entero al que sobreviva, sin necesidad de nuevo señalamiento…” De Ramiro García Frías sabemos más. Fue beatificado en Tarragona el pasado mes de octubre junto con otros 521 “hijos mártires, profetas desarmados de la caridad de Cristo”.
Andrés y Ramiro tienen su altar. En la página dedicada a las beatificaciones de Tarragona el cardenal Angelo Amato escribe esto: “En aquel periodo, mientras se encontraba en el exilio, Don Luigi Sturzo, diplomático y sacerdote católico italiano, en un artículo de 1933 publicado en el periódico El Mati de Barcelona, escribía con intuición profética, que las modernas ideología son verdaderas religiones idolátricas, que exigen altares y víctimas, sobre todo víctimas, miles, e incluso millones. Y añadía que el aumento aberrante de la violencia hacía que las víctimas fueran con mucho más numerosas que en las antiguas persecuciones romanas”.
¿Cómo no desear una muerte silenciosa sin necesitar a nadie, sin que nadie te necesite? Sin que nadie tenga que buscarte después, sin que nadie te dispare antes: una muerte, nada más.
De la ornamentación del claustro de san Zoilo, esta imagen de Elí, uno de los jueces de Israel. 40 años impartiendo justicia para terminar así, viejo, desdentado y ciego. Elí parece escuchar la profecía de Samuel a quien él mismo había enseñado en la fe desde niño.
“Un hombre de Dios se presentó a Elí y le dijo: «Así habla el Señor: Yo me revelé a la familia de tu padre, cuando ellos estaban en Egipto, bajo el poder de la casa del Faraón. Elegí a tu padre entre todas las tribus de Israel, para que fuera mi sacerdote y subiera a mi altar, para que hiciera arder el incienso y llevara el efod en mi presencia. Y asigné a la familia de tu padre todas las ofrendas que hacen quemar los israelitas. ¿Por qué entonces pisotean mi sacrificio y mi ofrenda, que yo prescribí para mi Morada? ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, haciéndolos engordar con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Por eso, el Señor, el Dios de Israel, pronuncia este oráculo: Yo había dicho que tu familia caminaría siempre en mi presencia. Pero ahora –oráculo de Señor– ¡lejos de mí todo eso! Porque yo honro a los que me honran, pero los que me desprecian son humillados. Llegan los días en que amputaré tu brazo y el de la familia de tu padre, de manera que no habrá más ancianos en tu casa. Tú verás un rival en la Morada; y aunque todo le vaya bien a Israel, nunca habrá ancianos en tu casa. Sin embargo, mantendré a algunos de tus descendientes cerca de mi altar, para que se consuman tus ojos y se desgaste tu vida; pero todos los vástagos de tu casa morirán en la flor de la edad. Y te servirá de señal lo que les sucederá a tus hijos Jofní y Pinjás: ambos morirán el mismo día. En cambio, yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obrará conforme a mi corazón y a mis deseos. Yo le edificaré una casa duradera, y él caminará en presencia de mi Ungido todos los días de su vida. Y todos los que subsistan de tu casa irán a postrarse delante de él por una moneda de plata y una miga de pan, y le dirán: Admíteme, por favor, a cualquiera de las funciones sacerdotales, para que tenga un pedazo de pan que comer»”.
El mostrador de la recepción del hotel Colón no llega al metro de largo. Al otro lado, la mujer que atiende está sentada en una silla baja y casi hay que encorvarse para saludar. A la derecha hay una máquina expendedora de bebidas. También hay un expositor de metacrilato con folletos y mapas de la provincia. Mientras ella rellena la ficha para la policía veo en el rincón de la izquierda un perro de lanas sobre una pequeña colchoneta de tela. El animal está patas arriba, relajado, oyendo un concurso en el televisor. La recepcionista copia mi nombre, dos apellidos y domicilio en una cartulina que supongo le facilita el Ministerio del Interior: “Las personas naturales o jurídicas que desarrollen actividades relevantes para la seguridad ciudadana, como las de hospedaje, el comercio o reparación de objetos usados, el alquiler o el desguace de vehículos de motor, o la compraventa de joyas y metales preciosos, deberán llevar a cabo las actuaciones de registro documental e información previstas en la normativa vigente”.
Ceno cerca del hotel y vuelvo enseguida. Desde la habitación se ve el patio del colegio La Salle y se oye al huésped de al lado hablar por teléfono. Nuestras ventanas están entreabiertas. Habla un español correcto con acento norteafricano. Tiene un problema con su trabajo. Su interlocutor le había prometido un número determinado de jornadas y no las va a respetar. Sube el tono de voz, luego se tranquiliza mientras anda por el cuarto.
Hay un televisor pequeño. Holanda y Argentina empatan a 0. Parece que llegarán a los penaltis. Me pongo los tapones.
“…sintetizo sin reproducir la extensa argumentación de Spinoza:
a) Que la libertad de pensamiento y comunicación es una necesidad y un derecho: cada uno es dueño de sus pensamientos, y no hay poder capaz de impedirlo. Por otra parte, es irreprimible la tendencia de los hombres a comunicarse («a decir y enseñar lo que piensa»), y esa libertad es condición de progreso de las ciencias y las artes.
b) Que esa libertad es compatible con la autoridad. Más aún, que las leyes contrarias a ella, no sólo son violencia («será un gobierno violentísimo aquél en que se niegue a cada uno la libertad de decir y enseñar lo que piensa», o «cuanto menos se concede a los hombres la libertad de pensar más se les aparta de su natural estado y, por consecuencia más violentamente se reina»), sino además, inútiles, y aun gravemente perjudiciales para el bien de la sociedad y del Estado, porque, y con esto verdaderamente se alcanza el nervio de la argumentación y, al menos en mi opinión, la diferencia básica con Rousseau, con ello se originarían dos efectos perversos:
1.- La corrupción de la sociedad: si efectivamente se consiguiera evitar que los hombres pudieran expresar lo que piensan cuando ello es contrario a la voluntad del soberano (y, adviértase, esto no es un supuesto fácil cuando el soberano es democrático, según SPINOZA) «no podrá conseguirse nunca que piensen sino aquello que quieren. De esto se deduce necesariamente que los hombres pensarán de una manera y hablarán de otra y, por tanto, que la fe, tan necesaria en el Estado, se irá corrompiendo y alcanzando favor la adulación abominable y la perfidia, de donde seguirían los engaños y la corrupción de todas las buenas costumbres».
2.- La eliminación de un caudal importante para la sociedad: los hombres honrados, los espíritus libres (los disidentes): «¿Qué mal mayor puede escogerse para un Estado que ver hombres honrados condenados como criminales al destierro, porque piensan de diversa manera e ignoran el fingimiento? ¿Qué, repito, más pernicioso que conducir a la muerte y considerar como enemigos a hombres que no han cometido crimen ni delito alguno, sino tener el pensamiento libre…?»
c) Por fin, y esto es la conclusión más importante, libertad de pensamiento y poder soberano del pueblo son compatibles: «Aquello que no puede prohibirse debe concederse, aunque por este motivo con frecuencia pueda seguirse algún perjuicio». hemos visto que todos se obligan con su pacto a obrar según la voluntad común, pero no a juzgar y a pensar de ese modo; es porque los hombres no pueden todos pensar del mismo modo, y pactan que tenga fuerza de ley aquella que reúna más sufragios, conservando sin embargo, autoridad bastante para derogarla si encontrasen otras disposiciones mejores». Es cierto que, como confiesa Spinoza, «de tal libertad podrán nacer algunos inconvenientes», pero ¿cuándo no? Por otra parte, esos inconvenientes pueden ser «evitados por la voluntad del soberano», y, como concluye con frase lapidaria, «El que pretende determinar todas las cosas con leyes, más bien irrita los vicios que los corrige»
Javier de Lucas
Nota sobre libertad de expresión y democracia en la obra de Espinoza
Hace mucho tiempo, volé junto a un tipo que echaba vaho entre las manos. No hacía frío en la cabina y creí que veía mal. Sin embargo la cosa se repetía cada tanto, hasta que una azafata se acercó al vahoista para decirle que los cigarros electrónicos estaban prohibidos en el avión. Así me enteré de su existencia.
Recuerdo después a M. fumando su cigarro electrónico cuya brasa falsa se encendía cada vez que inhalaba el vapor o lo que fuera que producía su mecanismo. En un aparte me dijo que lo simultaneaba con unos puritos muy sabrosos que entonces estaban de moda. M. se metía entre pecho y espalda nicotina y nebulosa a partes iguales en un intento por acabar con el hábito. No sé cómo le ha ido.
R. ha cambiado el tabaco rubio por un cilindro relleno de nicotina. Le pedí que me dejara probarlo. Le di una calada y como llevo 10 años sin fumar, me puse transparente. R. me dijo: -Siéntate que te ha dao un chungo.
“Cuando me empezó a interesar la fotografía, creí que era un arte definitivo. Quería que fuera reconocida como una de las bellas artes. Hoy eso me importa un comino. La misión de la fotografía es explicar el hombre al hombre y cada hombre a sí mismo. Eso no es una tarea baladí”.
Edward Steichen
Capítulo I
«Hola que tal? tengo un gran problema ahora , necesito sinceramente tu ayuda financiera, si me puedes apoyar en esto te lo devolvere lo màs pronto posible, no me puedes llamar ya que perdi mi telefono movil, escribame a este correo asi nos comunicaremos , debes por favor guardar esto muy secreto».
Capítulo II
«Gracias por la respuesta,viaje hasta otro país por un negocio y a mi llegada ya olvide todo lo que tenia en un taxi,con mi teléfono, mi tarjeta de crédito y todo mi dinero.Ahora no tengo nada conmigo,necesito un apoyo de 1500€ que te devolvere cuando regreso, solo para pagar el hotel y el avion,entonces por favor cuando vez mi mensaje debes ir a la oficina de la Western Union para hacer este giro a mi nombre. Te dejo datos del pais a donde estoy para hacer esto:
Nombre y apellido: (…)
País: Burkina Faso
Ciudad: Ouagadougou
Dirección: 22 bp745 Ouagadougou22
Solamente me puedo comunicar por Correo electrónico ya que es mi solo medio ahora.lo devolvere a mi vuelta.Espero rapidamente tu respuesta y por favor no debes hablar de esto a nadie ya que lo que me llegó es muy vergonzoso».