RSS

Passy en invierno : Fotografía

Arroz y trenes

Arquitectura
Escultura
Fotografía
Palcos
Tiempo
Tokio
©

Me levanto tarde. Casi no llego al desayuno. No recordaba que el servicio termina a las 09:00. Me sirvo unas salchichas y cuando me doy la vuelta ya están retirando las verduras. Salchichas con mostaza pues. Queda un culín de arroz blanco y el dispensador de té aún funciona. 

Vuelvo a la entrada del parking, a la vuelta de la esquina. Está pintada de azul. Me gusta su proporción. Es baja y ancha. Hay una plataforma circular para que los coches giren en el menor espacio posible. Además, el semáforo que da paso es azul turquesa y combina muy bien con el color de las paredes y el gris metálico de la plataforma. Ahora hay demasiada luz. Volveré de noche.

A la derecha, en el borde del barrio de la estación, hay un terraplén que salvan unas escaleras integradas en un edificio de 6 pisos. En todos hay negocios que a las 10:00 no están abiertos. Arriba, hay aparcamiento de bicicletas a lo largo del parque en el que estuvo la escuela de Ingeniería del Ejército Imperial Japonés. Quedan los pilares de la entrada. La Escuela funcionó hasta la guerra. En una placa se recuerda una batalla. Ahora el parque se llama Central Park. Hay juegos para niños. La arena está cubierta con una lona para que no se embarre. Un jardinero limpia las hojas de los pinos con una escoba vegetal. Vuelvo al hotel a por una chaqueta. En el rato que he estado fuera, unos operarios han montado dos hileras de taquillas para las maletas. Los había visto cuando he salido, mirando el plano de la instalación. 

Me voy a Shibamata. Me equivoco de tren y una hora más tarde como en un restaurante junto a la estación del barrio. Me siento en la terraza, junto a las vías viendo los trenes que se cruzan. Arroz frito, sopa de misho y té helado. En el paso a nivel desmontan los ciclistas, esperan los peatones. Antes, desde lejos, se oyen los avisos en los pasos anteriores conforme se van cerrando; una sucesión de llamadas que dan idea del tiempo y el espacio. Luego las luces amarillas parpadean rápido y caen las barreras. 

Fotografío algunos anejos del templo y luego me quedo delante de unos leones protectores del templo. Dice el cartel que uno de ellos perteneció a la familia Saíto, jefes de la aldea de Shibamata. Como el león se escapaba todas las noches y se comía el arroz del almacén, el jefe Saíto arrojó su cabeza al río Edo. Sin embargo, la cabeza del león remontó los rápidos hasta llegar a la orilla, los aldeanos, sorprendidos, la entregaron al Santuario Hachiman.

A la vuelta, en el metro, bajo la velocidad del obturador. A ver qué pasa.

Comentar »

Indicar y llamar

Estados
Fotografía
Tokio
©

Repaso los reglajes de la cámara porque ha cambiado el tiempo. De puro cansancio me he despertado a las 06:00. Es muy tarde ya. Ayer, como me falló la conexión del objetivo con la máquina, hice un formateo y no me di cuenta de que fotografié todo el día en JPG. Ni con el aviso en la pantalla me fijé. Me acuerdo de los maquinistas japoneses de tren, que usan el shisa kan; indicar y llamar. Señalan con el dedo y dicen en voz alta cada elemento importante que deben observar y verificar: manos, boca y oído. Reducen errores y aumentan la seguridad. Así debería actuar. Batería, programa, enfoque, calidad de la imagen… Pero ¡ay! Uno sale a la aventura como si llevara en la mano una cámara de cartón. Hoy vuelvo a Kanda Myojin así que espero hacer  fotografías en condiciones, aunque el cielo está distinto y las del Mausoleo de Confucio en Yushima no quedarán iguales. Siempre los cielos. Dudo con el enfoque. En estas cámaras modernas en las que puedes llevar el foco a un ojo, se te va la vista detrás de la persona, y los bordes de la imagen acaban por pasar desapercibidos. Luego te arrepientes. El sujeto o el todo. Ya mañana me libero de esto y me dedico a lo que he venido.

De camino a Kanda, entro en una minúscula tienda de almohadas. Es domingo; está abierta. Me ha dicho el dependiente que no hay problema en mandármela al hotel. Las que uso tienen dos caras distintas, una oriental y otra occidental. aquella con un relleno de cascaras de trigo sarraceno que debería adaptarse al cuello y esta con una espuma demasiado blanda. Me dejan la cerviz como el cuero de una conga.

-¿A qué hora puede venir mañana?-. Me pregunta el dependiente.

-Preferiría no venir mañana. Mándemela al hotel-. He escrito en el traductor.

-¿De dónde es usted?-. me pregunta en inglés. Cambia el idioma del traductor y me dice que el plazo de entrega ya ha terminado hoy. Son las 10:30. 

-No me importa si la manda el lunes-.

-¡Ah! Perfecto. ¿A qué hora puede venir el lunes-?

Cuando los dos nos damos cuenta de que hemos entrado en un bucle, el dependiente escribe en su traductor que hacen almohadas a medida y por eso necesita que venga. Le doy las gracias y salgo a la calle.

Ya oigo a una cuadrilla. A lo lejos se ve relucir el dorado de un mikoshi que se bambolea. Como hace calor, algunos hombres van en pantalón corto y otros llevan taparrabos blancos en los que, a falta de bolsillos, llevan a presión sus móviles o los paquetes de cigarrillos.

Levantar algo o alguien: que esté por encima de las cosas o de los hombres. No estar a la misma altura, estar sobre los 3 escalones del templo griego, en la cella, detrás del altar, en el púlpito con la excusa de que se me oiga. Renunciar a los honores. No subir a los estrados, ¿quién medita con la cabeza baja?

Salgo a perseguir otros mikoshis. Ya solo quedan 3 para acabar la fiesta. Me vendrían bien unas tiritas para las uñas. Sigo perdiendo queratina. En el pulgar derecho ya tengo un callo. La cámara pesa bastante y el agarre no es muy ergonómico. 

Comentar »

Cómo llegar sano al mismo lugar

Citas
Fotografía
Libros
Sueños
Tokio

Kishi no machi de Kanendo Watanabe.

Kenji Takazawa escribió el epílogo de una segunda edición. con fotos nuevas, porque los negativos de la primera se habían perdido. Entre lo ya visto y lo nunca visto, se titula el texto.

“Kishi (既視, ya ​​visto) significa la experiencia de haber visto algo antes. La palabra tiene un sonido hermoso, pero resulta incongruente. Si fuera kichi (既知, ya ​​conocido), lo entendería. Al fin y al cabo, el conocimiento de algo continúa incluso después de haberlo aprendido inicialmente. Sin embargo, a diferencia del conocimiento, ver no es una experiencia continua. Haber visto es, sin duda, haber experimentado, pero lo visto cambia; en lo que respecta a las escenas representadas en este libro, estos cambios son evidentes. Sin duda, la brecha entre la realidad y la experiencia de algo visto una vez se amplía con el tiempo, por eso dudo en usar la palabra kishi.

Y, sin embargo, esta idea de experimentar algo como si ya se hubiera visto me resulta familiar. El término francés déjà vu, traducido al japonés como kishikan (既視感), significa reconocer algo como si ya se hubiera visto. No distingue entre si algo se vio realmente o solo en un sueño o en la imaginación; el déjà vu es simplemente la sensación de superposición entre la imagen en la mente y el paisaje que se presenta ante los ojos.

Pero kishi y kishikan no son lo mismo. La palabra kishi carece de la coherencia de kishi-kas; no resulta cómoda. Si ver no es una experiencia continua como el conocimiento, entonces todo lo que podemos hacer es conectar la apariencia superficial de nuestro mundo en rápida evolución mediante una secuencia de experiencias visuales. Es como si viviéramos en una sucesión de declaraciones de que hemos visto, hemos visto, hemos visto, en una especie de amnesia que nos permite recordar solo instantes fugaces. Pero existe otro acto familiar en el que declaramos haber visto: la fotografía casual de nuestra vida cotidiana. Lo que las fotografías de Calles Ya Vistas representan es bastante claro: un planetario, una autopista, una fábrica, un río, un tren absorbido por (o emergiendo de) un edificio, un escaparate, una valla publicitaria, una casa, un automóvil doblando una esquina, ropa de cama aireándose desde una ventana, un invernadero en un jardín botánico, caimanes, carreteras y árboles, modelos anatómicos humanos, una montaña rusa en un parque de atracciones. Cada cosa puede describirse con palabras, y sin embargo, simplemente sustituir lo representado por palabras no significa que se haya transmitido la fotografía a través del lenguaje. Cada fotografía indica una escena que el fotógrafo «vio», pero no nos dice nada más.

Una fotografía no es más que una imagen fijada en papel fotográfico, resultado de la exposición de la película a la luz, captada por una lente y reflejada desde la superficie de las cosas. Si una fotografía evoca una sensación de déjà vu, seguramente se trata de un fenómeno generado por los movimientos de la mente del espectador y no tiene nada que ver con el fotógrafo. Lo único que podemos decir con certeza sobre el mundo de las «calles», lo que se captura en este volumen (llamarlas «calles de déjà vu» sería presuntuoso), es que ya han sido «vistas» por la cámara.

Y, sin embargo, no puedo evitar percibir una atmósfera fantástica en estas fotografías. Sospecho, también, que no soy el único en esto. Paradójicamente, la misma crudeza de estas fotografías, su completa eliminación de cualquier afán comercial por complacer, da rienda suelta a la imaginación del espectador. La intención del fotógrafo es evidente, pero si la intención de transmitir algo es una especie de adición, aquí tenemos una sustracción intencionada.

(…) Quienes experimentamos una sensación de kishikan («déjà vu») somos nosotros, quienes vemos. La cámara, sin embargo, carece de tal subjetividad. Quizás creamos que usamos la cámara subjetivamente, pero al mirar por el visor no podemos ver cada rincón. La prueba está en cuánto de lo invisible se revela al ampliar una fotografía. Surge entonces la pregunta de si realmente alguna vez «vimos».

Las calles que creemos haber visto con nuestros propios ojos se desvanecen de la memoria, y el hecho de haber sido «ya vistos» permanece solo en la superficie del papel fotográfico. Calles Ya Vistas sacude los cimientos de nuestra certeza en nuestra propia visión. ¿Son las calles «ya vistas» o «nunca vistas»? Incluso esta distinción es ahora difícil de hacer. Desde algún lugar oigo una voz que dice que esto es fotografía: lo ya visto y lo nunca visto, dos caras de la misma moneda”.

Comentar »

El arroyo Sakagawa 

Citas
Fotografía
París
Tiempo
Tokio

Amanece a las 04:15. La luz es buena. Desde el piso 12 veo el degradado de azules y rosas de la mañana. Va a durar un instante, así que corro al ascensor. Al oeste de la estación hay un canal que viene del norte de la ciudad y que, más abajo, desemboca en el Edo. Hay mucha vegetación en las riberas. Apenas quedan flores, pero todo está fresco. Ya hay tráfico de bicicletas.

En un recodo, junto a puente de hormigón hay una placa y con un texto y una foto: “El 11 de abril de 1868, cuando se tomó esta fotografía, tras la rendición del castillo de Edo, Tokugawa Yoshinobu, que había estado bajo arresto domiciliario en el templo Kan’ei-ji en Ueno, se dirigió a Mito, y su primer alojamiento fue Matsudo-juku.

Antes de disfrutar de una tranquila sesión de fotos, cuando comparas los tiempos turbulentos con el regreso del Shogun, el paisaje de Sakagawa adquiere un aspecto diferente. En la foto se ve, al fondo a Tokugawa Yoshinobu. La foto fue tomada por su hermano Akitake, quien, como él, era aficionado a la fotografía. Este es el paisaje original de una ladera por donde discurría el agua clara”.

En la foto de es esta entrada, Yoshinobu viste uniforme militar francés, pero esa es otra historia.

Comentar »

La calle Fuencarral

Arquitectura
Estados
Fotografía

La iglesia más pequeña de Madrid es el Humilladero de Nuestra Señora de la Soledad. Tiene 40 metros cuadrados y ya no se celebran misas. Antes sí, pero ahora, entre que la acera es muy estrecha y que hay mucho tráfico, pues no. De la cercana iglesia de san Ildefonso, vienen a recoger las monedas que dejan los fieles delante de un cuadro de la Virgen al que tienen devoción.  Hace unos años pasé por delante del portón abierto y me extrañó encontrarme al papa Francisco junto al altar. Ni siquiera sabía que estaba en España. Me detuve un momento y le fotografié. No pareció molestarle. Me moví un poco para cambiar el ángulo y entonces vi el borde del cartón pluma.

Comentar »

Arbus en el hotel

Cine
Fotografía
Libros
Sueños

«Estoy en un enorme y precioso hotel blanco y adornado que está en llamas, condenado, pero el fuego arde tan lentamente que a la gente todavía se le permite entrar y salir libremente. No puedo ver el fuego, pero el humo flota por todas partes, especialmente alrededor de las luces. Es terriblemente bonito. Tengo prisa y tengo muchas ganas de fotografiar. Voy a nuestras habitaciones a buscar lo que debo guardar y no lo encuentro, sea lo que sea. Mi abuela está por ahí, quizá en la habitación de al lado. No sé qué estoy buscando, qué debo salvar, cuándo se derrumbará el edificio, qué debo hacer, durante cuánto tiempo puedo fotografiar. Quizás ni siquiera tengo película o no encuentro mi cámara. Me interrumpen constantemente. Todo el mundo está ocupado y deambulando, pero todo está tranquilo y un poco lento. Los ascensores son dorados. Es como el Titanic que se hunde… Estoy llena de alegría pero ansiosa y confundida y no puedo llegar a fotografiar. Toda mi vida está ahí. Es una especie de éxtasis tranquilo pero dolorosamente bloqueado, como cuando nace un bebé y las enfermeras te piden que esperes porque no están preparadas. Estoy casi abrumada por el deleite, pero atormentada por sus interrupciones. Hay cupidos tallados en los techos. Quizás no pueda fotografiar si guardo algo, incluida la cámara y a mí misma. Estoy extrañamente sola, aunque hay gente por todos lados. Siguen desapareciendo. Nadie me dice qué hacer, pero me preocupa estar descuidándolos o no hacer algo que se supone que debo hacer. Es como una emergencia en cámara lenta. Estoy en el ojo de la tormenta».

Revelations

Cuaderno de sueños de 1959 (nº1)

Diane Arbus

 

Comentar »

Rápido REM estará en ARCOmadrid

Fotografía
Libros

«Tal vez ayude pensar que el sueño es como una vidriera. La luz blanca que es una mezcla de todos los colores, entra por un lado, pero lo que sale por el otro tiene una combinación definida de colores que a menudo resulta muy significativa. Como hace la vidriera, el cerebro actúa como filtro que impone orden en las señales aleatorias que pasan a través de él».  Bill Dement

22 al 26 de febrero
Stand Arts Libris (7C3)

Con los últimos ejemplares a la venta de la publicación, y originales de las fotografías de Rápido REM en dos formatos (de 254 x 189 mm sobre papel de 298 x 209 mm; y de 493 x 375 mm sobre papel de 595 x 420 mm). 5 copias de cada foto + 1 p/a, por cada tamaño.

Las copias fotográficas han sido impresas en ink-jet, con tintas pigmentadas en blanco y negro, y soporte papel de conservación baritado de 310 g.

Ver serie fotográfica

Más información sobre la publicación Rápido REM

Comentar »

Una entrevista en Photo Art Books y una expo en Revela-T

Blogs y Webs
Fotografía
Libros

Veinte miradas desde la autoedición

Fábrica de cal Garbat (Vilassar de Dalt, Barcelona), del 10 de septiembre al 2 de octubre de 2022

Comentar »

RÁPIDO REM en Punto de Fuga

Blogs y Webs
Citas
Correspondencia
Fotografía
Libros
©

Comentar »

Un recuerdo machadiano

Blogs y Webs
Citas
Estética
Fotografía

Dice Hamish Fulton: “Según mi experiencia, los beneficios psicológicos de caminar y de acampar en solitario parecen ilimitados, pero de lejos, el tema más importante respecto a las caminatas en solitario está relacionado con cuestiones de género y raza. Soy plenamente consciente de la crítica. «Un hombre blanco solitario caminando por el paisaje neblinoso», Aquí podríamos llegar a la posibilidad de la psicoterapia de las caminatas al aire libre, que es una manera de abrirse y de hablar de la relación entre el hecho de caminar en zonas urbanas y zonas rurales, por una parte, y las cuestiones de raza y género, por otra…”

Anotamos para preservar la memoria o las ideas. Pero ese no dejar rastro del que ahora hablamos tanto ¿no debería extenderse también a los registros de esas huellas? Incluso si ese atravesar o atravesarnos es personalísimo ¿no es suficiente con la simple experiencia? ¿Es necesario retenerla, representarla o comunicarla?

Ni territorio, ni memoria, ni legado. 

Un hombre camina hacia Finisterre en busca de la cura del fuego de san Antón; la encuentra y cree en el milagro. Luego, come de nuevo pan de centeno en su pueblo, en el norte de Europa, y cae otra vez enfermo.

El maestro Nyojô practica el kinhin caminando sin preocupaciones, no detiene su vista en un objeto concreto; tal vez presta atención a la relación de los pies con el suelo o en la manera de orientarse en el espacio.

Una mujer recorre por enésima vez el camino marcado por el ganado hasta la fuente donde también abrevan las vacas. Ella preferiría tener un grifo en casa.

Comentar »

París

Fotografía
París

Comentar »

La eficacia de la imagen

Blogs y Webs
Cine
Fotografía

La cabina, podía verse de formas muy distintas cuando se estrenó. Un fotograma de la película sirve como cartel para una exposición del MNCARS, abierta hasta el 28 de junio. Hoy, lo miras y ya tiene más interpretaciones. Las imágenes, si son buenas, aguantan por muchos acontecimientos que les añadas; personales o colectivos.

Las fotografías de la calle durante la pandemia resultan, por ahora, anodinas. Es lógico, porque cualquiera que madrugue encontrará calles desiertas en cualquier época del año y en cualquier ciudad. Solo lo desconcertante produce la sensación de vivir en un mundo desconocido.

Es cierto que la imagen sigue a la palabra pero no basta con datar aquella para darle significado. Si nada dice fuera del contexto ¿qué añadirá al relato?

Comentar »

La Gran Vía, Madrid

Citas
Fotografía
Libros
©

 

 

«Y para conseguirlo es necesario abandonar totalmente la humanización que proyectamos sobre el mundo. porque de entrada es imposible explicar las cosas como cosas que son a partir de nuestro pensamiento, que sitúa a la persona en el centro y lo mira todo asimilándolo al ser humano. Por lo tanto debemos volver al punto de partida. Quizás cuando hayamos abandonado totalmente esta humanización, esta sensibilización, y hayamos conseguido observar las cosas como cosas, ellas nos devolverán nuestra mirada cohesionadora de un puntapié y se manifestarán con toda su auténtica fantasía. La fantasía que no llega hasta aquí no es más que una prueba de la debilidad de la mirada y del exceso emocional que provoca la confusión entre el yo y el Otro. Es evidente que la fantasía y la emoción van en contra una de la otra. La fantasía pertenece a las cosas que se rebelan y nos devuelven la mirada, mientras que la emoción es una mistificación que surge en nuestro interior cuando damos la espalda a la mirada».

La ilusión documental
Takuma Nakahira

Comentar »

De Adriano a Napoleón

Blogs y Webs
Fotografía
Libros
Publicidad

grecia_26

Cerca de la Biblioteca de Adriano, antes de entrar en el Ágora, hay algunas librerías de viejo. El dueño de una de ellas me enseña algunos libros de grabados. Le digo que busco fotos pero tiene cosas muy modernas editadas por empresas y bancos, cuando había dinero para fastos. Más antiguo, le digo. Cruza la callejuela y vuelve con un álbum de fotos en miniatura de la vida de Napoleón. Cigarros Gener. La Habana, Cuba. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí?

-Ciento cincuenta.

El último propietario ha reemplazado la cubierta perdida por una de polipiel, horrible, marrón, con las letras blancas de Letraset. Vida de Napoleón.

-Cien euros Muy antiguo.

¿Dónde voy con esto todo el día? ¿Qué hago con esta tapa de escay pegada al antebrazo?

-Me lo pienso y tal vez vuelvo luego-. Le digo sin demasiada seguridad.

A la noche, miro los precios en el hotel.

Comentar »

De Salónica a Atenas

Arquitectura
Blogs y Webs
Citas
Fotografía
Libros
©

calle-boumboulinas
 

Llevo en la cabeza dos libros: La hora inmóvil de Bernad Plossu y PIGS de Carlos Spottorno. En el caso de Plossu, el libro no ha quedado bien. No sé por qué, las fotos tienen un tono caliente que no se corresponde con las copias que expuso en el Jardín Botánico. Las recuerdo más limpias, sin el añadido del acento que no les favorece. De todas formas, dan un idea del Mediterráneo muy personal. Tanto que, aunque se reconoce bien al autor, este se aleja de su punto de vista habitual y retrata las cosas por su nombre. Llama a los objetos con más claridad que en otras ocasiones, les da sentido, los aísla sin apartarlos del contexto y así los sumerge en una luz algo violenta y meridional.

Guardo el libro de Spottorno con cuidado porque lo editó en un papel casi de periódico. En la contraportada colocó el anuncio de un banco de su invención que luego ha vuelto a aparecer en alguna de sus publicaciones: el WTF Bank. “No necesitas dinero. Todo lo que necesitas es crédito”. Dice debajo de un hermoso Ferrari. Al contrario que en otros fotolibros contemporáneos, Spottorno hace alguna advertencia, de manera que la colección de imágenes que muestra -muchas de ellas paradójicas- resulta soportable para los ciudadanos del sur de Europa: “Esto es lo que veríamos –dice- si tradujéramos en imágenes los artículos que leemos en la prensa financiera”.

Los dos libros me sirven para viajar desde Salónica a Atenas por la A1. Si es cierto que los PIGS tienen una idiosincrasia particular, también lo es que nadie quiso ayudarles durante el siglo XX mientras, cada uno de ellos sufría el doloroso sarampión de sus respectivas dictaduras. Lo mismo que ha sucedido en toda la cuenca mediterránea. Llevo la ventanilla abierta y huele a almazaras, a pescado y a los ácidos que desprende la madera cuando se quema. Me viene a la cabeza, todo de una vez, la imagen de Franco y Eisenhower paseando en coche descubierto por la Castellana, la de Atenas desierta cuando el golpe de los coroneles o la de Sarkozy, gritando Vive la Libye! 

Aunque estaba avisado, me sorprende la montaña desparramada de hormigón que es Atenas. Las luces amarillas de las farolas iluminan el extrarradio que parece adentrarse hasta el centro de la ciudad. Llego al hotel sin contratiempos, cerca del parque Areos y el Museo Arqueológico Nacional.

Comentar »